Samstag, 17. Juni 2006

Fortaleciendo los sueños

Como lo escribí anteriormente, iré en busca de una vida mejor. Iré tras mis sueños, y formaré una familia llena de valores, tranquilidad y espíritu.

Primeramente, en la carrera seré de los alumnos más destacados de mi facultad, o al menos de mi generación de la carrera. Saldré al extranjero durante mis estudios. Seguiré estudiando Deutsch por mi propia cuenta, sin importarme si cuento o no con el apoyo de mi familia. Yo seguiré mi camino.

Tras haberme graduado, veré si hago alguna maestría o empiezo a trabajar. Buscaré la mejor oferta que se me presente. Rechazaré todas aquellas que no valdrán la pena. Y si se preguntan sobre si tendré una novia o ya me habré casado, pues les diré que ese tema está algo borroso para mi porvenir.

La verdad no sé si llegue a casarme. No es que no quiera, porque sé muy bien que será bellísimo juntar mi vida con alguien más, y más tarde procrear a una familia de nuestra propia sangre. Enseñarle a mis hijos todos los errores que he cometido en mi vida, enseñarles qué deben hacer, y todo lo demás que un padre sabe enseñar a sus hijos. Respetaré sus gustos, pero aprovecharé para inculcarles algunas de mis habilidades que me han hecho único y felíz.

Pero para esto, primera necesitaré una novia, a quien pueda consentir con el tiempo que me quede. A quien pueda sacar a pasear a hermosos lugares y le pueda hacer detallitos mostrándole todo el amor que siento por ella. Sí, Ella será la única para mí. Ella...

Pero no sé. ¿Qué tal si mi estrés personal sigue en mí? ¿Qué tal si no llego ver crecer a mis hijos? ¿Y si mi mujer muere del pesar? ¿Qué será de ellos?

Por eso, no quisiera llegar a mortificar a una mujer linda y bella, para luego abandonarla con los niños. ¡No! No quisiera que se repitiera esa situación que le sucedió a la familia de mi difunto primo [René], dejando a su mujer, y a sus dos preciosos pequeñines.

No, no quiero que suceda eso. Quiero primeramente vivir bien conmigo, con mi familia; cumplir mis metas, seguir con mis sueños. Viajar, estudiar, trabajar: ¡vivir!

Y cuando me dé cuenta de que estoy lo suficientemente estable, querré compartir mi vida con alguien.

“¡Pero para esto falta demasiado, Hènnard Geisa!, ¿por qué os apuráis?” Pues mi querido Kardinard, el tiempo correrá más veloz que nuestras consciencias cuando nos encontremos ocupados, sin habernos dado cuenta de las cosas que pasaron o pudieron haber pasado, dejándonos al futuro esperándonos para llevarnos en su recorrido mortal.

Sólo quiero vivir, seguir soñando, y ser felíz.

Recordando algo sobre las conversaciones que tuvimos ayer noche mi padre y yo, fue que él quería robarme mis sueños, prohibiéndome ver el baloncesto, y por lo tanto, dejarme pobre con cosas banales y sin tanto valor para mí.

Leyendo Los Héroes de Thomas Carlyle en la primera sección de “El héroe como divinidad”, lo que hace realmente único y fuerte a un hombre es su religión. ¿Pero qué es religión para este ente?

Religión no es ese conjunto de reglas sagradas escritas en algun libro y los personajes que nos ponen enfrente. Religión es, las creencias personales que él mismo se hace, lo que lo hace moverse, y seguir caminando aún con errores, proponiéndose mejorar y hallar la felicidad. Religión es algo subjetivo, el algo que yo creo que si lo cumplo, tendré mi felicidad. Es algo que si creemos en ello, nuestros sueños se cumplirán.

La propia religión de uno, es lo que uno debe de hacer. Bien, pues yo tengo mi religión. Yo tengo mis sueños, y mis misiones. Nadie (ni siquiera mi padre) saben de ellos. Sólo yo estoy encargado de realizarlas.

A esto viene el tema del baloncesto. Siempre que me hallo estresado, triste, abatido, solo o perdido, el tan solo ver un video de baloncesto, una sola jugada, un grito de pasión, una multitud aclamándole al deportista, siento un fulgor que me es transmitido y no es igualado con nada.

Me siento reanimado, con ganas de cualquier cosa. Me siento con vida, y no puedo vivir sin esto.

El ver los comerciales del décimo aniversario de la WNBA me llenan tanto de alegría y asombro, al ver cómo algo que no existía es logrado gracias a los sueños de muchos, entre ellos mujeres que deseaban expresarse también mediante el deporte, mostrarle al mundo que ellas también se esfuerzan, que sudan y que viven tan apasionadamente como un hombre.

El ver a mis héroes que me enseñaron a nunca rendirme, a no hacerle caso a los demás, y trabajar duro para conseguir lo que me proponga.

Y por mencionar un breve ejemplo: ¡Kobe Bryant!

Saber que tengo el gran potencial de lograr cualquier cosa que yo personalmente me proponga. ¡Cualquier cosa!

Realmente, mi papá al decirme que dejara de ver los partidos, me estaba tachando todas esas fuentes de alegrías y ánimos vitales que necesitaré cada momento.

No sabe él con qué cosas se estaba metiendo. ¡No sabe nada!

Con estas palabras, solo quiero decirles que nunca se dejen vencer por nada ni nadie, por más que la gente que esté más cercana a ustedes les quiera hacer entender que ustedes están mal, ¡luchen para vencerlos!

¡Luchen para vencerse a sí mismos!

¡Cumplan sus sueños, que nada es imposible!

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