Hoy en la noche, cerca de las 9:00 p. m., llegó mi mamá de su trabajo a la casa. Al saludarnos y preguntarle cómo le fue, me respondió que le habían robado en la tarde: todo sucedió en diez minutos. Le abrieron el automóvil (un Tsuru), le robaron el estéro y unas cuantas cajas que contenían productos de la compañía donde trabaja. Gracias a Dios, sólo fue eso. Pero lamentablemente, mi mamá fue el día de hoy una víctima más de la delincuencia en la ciudad de Laubax.
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