Freitag, 6. August 2010

Mein neuntes Semester: Erste Woche

Estos son los acontecimientos ocurridos durante la primera semana de clases de mi noveno semestre en mi escuela de Ekimasce.

+ Lunes, 2 de agosto
Fue el primer día de clases tanto para mi hermana como para mí, por ser alumnos de nuestra Alma Mater Klairebeaux Mehnarins. Salimos temprano de nuestro hogar en Laubax, y arribamos a la colonia Beauvêttes, donde está la preparatoria 2. Después de dejar a mi hermana nos dirigimos mi papá y yo hacia el centro de Harlzbornn para que yo tomara luego la ruta 31 sobre la avenida Colón, cruz con Cuauhtémoc.

+ Martes, 3 de agosto


+ Miércoles, 4 de agosto


+ Jueves, 5 de agosto
Este día no tuve que asistir a la bodega a trabajar pues ayer mi jefe me había mandado por internet información para que yo estudiara durante el día de hoy en mi casa. Esto me sirvió a mí para descansar más pues, desde que trabajo, me levanto todos los días entre las cinco y media y seis de la mañana. Lo malo es que cuando uno trabaja en casa es menos eficiente.

Además de la comodidad de trabajar en mi casa, tomé la ventaja de comer ahí mismo, por lo que esperé a mi hermana a que llegara de su escuela para comer juntos. Al terminar de comer juntos, platicamos y me entretuve yo viendo cosas en internet o en la televisión junto con ella, lo que provocó que yo saliera tarde, como a las tres y media, de mi casa, para más tarde llegar raspando a la hora de mi clase de transferencia de masa.

Casi al llegar a Klairebeaux Mehnarins mi compañero y amigo Haargues me habló por celular para ver dónde andaba, pues habíamos quedado en vernos para que yo le pasara un libro en .pdf de control de procesos que le prometí ayer. Le comenté que ya estaba cerca, sobre la avenida Universidad, y que en unos minutos le hablaba yo cuando llegara. Y así fue como sucedió.

Al arribar a nuestra escuela de Ekimasce, tomé mi celular de mi bolsillo y le marqué a Haargues, justamente cuando mis otros amigos, Dabvio, [Sandra], y una muchacha que los acompañaba, me divisaron y Dabvio no pudo contenerse y saludó gritándome con demasiada efusividad como siempre, lo cual me obligó a acercarme a saludarlos (sin que esto me haya molestado).

Mientras nos saludábamos, la llamada ya había sido iniciado con Haargues, lo cual para mí fue muy dificil de poder controlar además de estar dando abrazos y besos al saludar a mis amigos. Dabvio tampoco pudo evitar saludar a mi amigo por el celular mientras le decía a Haargues que me esperara tantito, que ya estaba llegando a los pasillos.

Tras habernos saludado y de que yo le pasé los archivos del libro de control de procesos, me acompañó Haargues a mi salón de clases donde yo tomaría mi clase. Después de eso nos despedimos y yo entré a la aula de estudio. La clase fue ilustrativa, pues el profesor nos llevó muestras de empaques utilizados en las operaciones de transferencia de masa. Fue la única clase que tuve el día de hoy.

Al término de la clase pasé unos minutos a la biblioteca para pedir a domicilio el libro de control de procesos, el cual mandé pedir también durante mis vacaciones de verano para comprarlo en una librería, para irlo leyendo en estos días del fin de semana. Después de esto tomé otros pocos minutos en la faculad hasta que finalmente decidí partir hacia mi hogar. Casi al salir de la escuela me topé a Aramat y a Dabvio Zaevrà y nos despedimos.

Este día mi papá no pasó por mí, por lo que me fui solo hacia mi hogar en Lauterbach. Tomé un camió hacia el centro de Harlzbornn, para luego abordar en la ruta 211-York, el cual tomó casi dos horas para llegar a mi destino. ¡Dos horas del centro de Harlzbornn a Laubax! La verdad hubiera sido casi igual la hora en que hubiese llegado a mi casa si mi padre hubiera pasado por mí. Para la próxima semana lo reconsideraré.


+ Viernes, 6 de agosto
¡Por fin viernes! ¡Gracias a Dios es viernes! Sí, y con este día terminan mis actividades en la escuela esta semana, para continuar hasta el lunes. Como ya es normal, dejamos a mi hermana temprano en su escuela en Beauvêttes y breves minutos más tarde yo ya estaba esperando el camión de la ruta 31 sobre Colón y Cuauhtémoc, para llegar nuevamente temprano al trabajo.

Arribé a la bodega cerca de las ocho con quince y aproveché para almorzar unas galletas y un yogurt, además de dormir, pues casi no tuve la oportunidad de hacerlo durante varios de estos días, menos cuando me he desvelado. Mi jefe llegó a la bodega poco antes de las nueve de la mañana, lo cual me despertó y me provocó el levantarme de la silla donde yo ya estaba arrellanadamente acostado.

Después de habernos estrechado la mano como habitual afectuoso saludo, comenzamos a hablar de los pendientes y de las cosas de las que me ocuparía el día de hoy.

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