Montag, 21. Juni 2010

De Klairebeaux a Le Dörfeaux

Hoy me había levantado tarde, poco más de las once de la mañana. Mi mamá seguía en la casa arreglando algunos papeles de su trabajo. La televisión estaba prendida en ese programa matutina para las amas de casa que gozan de ver el Canal de las estrellas. Minutos después me recosté sobre el sillón de la sala para ver durante un pequeño rato la televisión y descubrí que eran las once y media (más temprano de lo que yo creía, pues pensaba que ya eran más de las doce de mediodía).

A pesar de haberme dado cuenta de la hora, no hice mucho por apurarme. Más tarde mi mamá saldría de la casa mientras yo me encontraba utilizando la computadora. Pasaban los minutos y yo nunca me había bañado. Tal fue mi retraso que por último decidí no tomar la ducha, pues podría (como usualmente digo como pretexto) consumirme mucho tiempo y entonces retrasarme aún más.

Me cambié de prendas y alisté las cosas que iba a utilizar en mi viaje. Ya para este momento había encendido la radio de la sala a un volumen notable y pronto me despedí de Cookie, nuestra perrita, y salí de la casa.

Ahora me encaminé hacia la calle donde pasa el autobús Huinalá 225 verde o el 211-York. No pasaron mucho minutos para que el segundo pasara. Lo tomé y ya iba hacia mi Alma Mater, Klairebeaux Mehnarins. A medio camino del autobús me decidí por escuchar la radio a través de mi celular y así distraerme un poco de los ruidos de afuera.

Después de haber abordado el segundo camión, la ruta 218, llegué cerca de las dos y media al banco de la universidad para poder realizar el pago de mi semestre agosto-diciembre 2010. Luego de esto ahora fui hacia mi querida escuela de Ekimasce.

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