En un instante ella eligió cierto canal de la televisión local de Harlzbornn, en donde existe un programa de un cierto club, en el cual abundan cantidad de personajes cómicos como cínicos.

Fue entonces que aparece una mujer, cuyo nombre es tan hermoso, pues es el lugar de nacimiento de nuestro salvador Jesucristo: Nazareth.

Yo sé muy bien que no es la primera mujer que se deja exibir así ante tanta gente, pero lo que sí me molestó fue que mientras mi hermana tenía el control de la televisión, yo le decía "¡Cámbiale, Adgrét!", y ella (tontamente, no lo comprendo) respondía "¡Pues no la veas!"
A mí me parecía una manera tonta de responder a una mujer. Me refiero a que, ella, sabiendo que hay un hombre presente (yo) viendo a una mujer con tal cuerpo y con tales acciones, ella lo único que hace es quejarse, diciendo que no la vea, ¡siendo que ella tenía el control de la televisión y ella decidió dejarle en ese canal! ¿Acaso la mejor opción no era cambiar de canal? Así ambos dejaríamos de ver a una prostituta (porque eso es).

Todavía para rematar, el Viernes Santo fuimos mi familia y yo a la casa de mi tía Ebisel, y una de mis primas (ya casada) decidió ponerle en el mismo programa, y resultó curiosamente que la susodicha Nazareth apareció de nuevo, siguiendo expuesta al mundo. ¡Lástima que algunas mujeres permiten ver este tipo de programa, incluso en frente de sus maridos y demás familiares!
Si yo fuese mujer, aunque el resto del programa sea cómico y divertido, con este tipo de escenas, yo le cambiaría de canal, por respeto a mí misma (si yo fuese mujer) y a mi familia. Aún siendo hombre, prometo actuar de la misma forma, por respeto a mi esposa (y a todas las mujeres del mundo) y a mis hijos.
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