Aún no se habían acostado, cuando los hombres de Sodoma se agolparon alrededor de la casa. Estaba la población en pleno, sin excepción alguna, desde el más joven hasta el más viejo. Entonces llamaron a Lot y le dijeron: “¿Dónde están esos hombres que vinieron a tu casa esta noche? Tráelos afuera para que tengamos relaciones con ellos”. Lot se presentó ante ellos a la entrada de la casa, y cerrando la puerta detrás de sí, dijo “Amigos, les suplico que no cometan esa ruindad”. (Génesis 19, 4-7)
No te acostarás con un varón como si fuera una mujer: es una abominación. No tendrás trato sexual con una bestia, haciéndote impuro con ella; y ninguna mujer se ofrecerá a un animal para unirse con él: es una perversión. (Levítico 18, 22-23)
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