Donnerstag, 10. Dezember 2009

Un resultado esperado

Arribé a la universidad poco después de las tres de la tarde y luego pasé a la cafetería a comer algo. Aún me quedaba un vale de comida de esta semana, y decidí utilizarlo, aunque, a decir verdad, creo que pudo haber sido más sabio haberlo ahorrado para el día de mañana. De cualquier forma comí gratamente y compré un refresco, como últimamente lo he hecho, para poder completar las cuatro taparroscas que podré entonces cambiar por una tarjeta del metro en la estación Universidad.

Cuando ya faltaban cerca de diez minutos para las cuatro decidí levantarme de la mesa y dirigirme a la aula 48, donde nos había citado el profesor para mostrarnos la solución del examen y darnos nuestros resultados. Al irme aproximando al edificio de la "H" de mi facultad, ví el automóvil deportivo del maestro apenas entrando al estacionamiento y supe que yo había llegado a tiempo. En ese momento me encontré con Biràcq Delan, mi amigo. Acto seguido de saludarnos comenzamos a platicar sobre cómo nos había ido este semestre. Delan logró pasar todas las materias en primera oportunidad, mientras yo sólo dejé una materia en segunda oportunidad: Termodinámica II.

Al preguntarle qué materias iba a llevar el semestre entrante, díjome que no sabía, y además quería meter pocas materias, para llevar tranquilo el semestre. Yo mismo lo entendí, pues pienso hacer lo mismo en enero. Después de esta breve conversación y de haber saludado a nuestra amiga [Brenda], quien se había acercado a saludarnos y que al igual que yo estaba esperando el resultado de termodinámica II, nos despedimos Delan y yo, y cada quien partió a su rumbo.

Yo ya me dirigía a las escaleras de la ala norte del edificio cuando vi a [Karina] y [Martha], amigas de [Brenda], quien esperarían a ésta última, que subía con cierta prisa cada escalón que iba subiendo. Algunos escalones después ella me apresuraría diciéndome "¡Ándale, Hénne! Ya viene el profe!", a lo cual contesté con un paso más rápido, pero que más tarde se haría de nuevo lento, pues el maestro todavía seguía en el estacionamiento, a lado de su deportivo rojo.

Cuando alcanzamos el tercer piso vimos a algunos de nuestros compañeros afuera de la aula 48, mientras otros pocos ya se hallaban sentados en sus asientos. Pocos minutos después el profesor arribó y comenzó a realizar sus rutinarios rituales al comenzar cualquier clase: Descarga su portafolio que contiene su propio proyector, al igual que sus carpetas llenas de tantos papeles; saca el proyector y lo ajusta; abre su pequeña bolsa de zipper que trae sus plumas, calculadora, plumones y su pluma-láser; saca los exámenes y la solución de éste; una lista del grupo (en este caso, de quienes nos fuimos a segunda oportunidad); ya levanta la mirada hacia el grupo y nos saluda con su "Buenas tardes", y es así como comienza la junta.

Comenzó a explicar que lo que habíamos obtenido en este examen era todo lo que podíamos obtener, y entonces mostró a través de su proyector el mismo examen que nos había aplicado hace tan solo dos días. Fue discutiendo problema por problema, a excepción de uno, que sólo alguien habíase atravido a hacerlo pero sin lograrlo, por lo que no se molestó en tocar alguna parte de éste. Tras haber finalizado su explicación nos dió a cada uno de nosotros nuestros exámenes, algunos molestándose consigo mismos, otros felicitándose, sorprendiéndose, o simplemente quedándose callados, pero pensando mil y un cosas a la vez.

Yo, por mi parte, obtuve un 80. Buena calificación (aprobatoria, claramente). Salí muy bien en la teoría (25 puntos correctos de 30), y en la parte práctica un problema lo hice completamente bien (20 puntos), al segundo que realicé me faltó hacer la comprobación, lo que me costó 8 puntos (12 puntos); y finalmente mi tercer problema, el cual sí consistía de dos incisos (pues el anterior nunca pedía textualmente la comprobación, aunque era implícita para el profesor): hallar la presión de rocío y, en caso de existir un azeótropo (demostrar), obtener la presión y composición azeotrópicas.

Me entretuve demasiado con el primer inciso, pues me requirió cinco iteraciones, las cuales resultaron correctas. Cuando recordé mientras resolvía el examen que existía un inciso "b", me apresuré, y más todavía cuando el maestro actualizó la pizarra de la aula escribiendo "Quedan 15 minutos". Sólo alcancé a hacer unas cuantas cosillas, pero las necesarias para darme cuenta de que sí existía un azeótropo, y los inicios para hallar lo que me pedían (23 puntos). Resultado: 80 puntos, como anteriormente había mencionado.

Fue entonces que me sentí agradecido primero con Dios, luego conmigo, por mi esfuerzo, y luego por el maestro, por su trabajo siempre bien hecho. Una materia aprobada más. Unas vacaciones de invierno tranquilas. Una sonrisa para toda la tarde. Una paz para la mente y el espíritu.

Cuando todas las explicaciones y las dudas terminaron, el maestro cordialmente nos deseó una feliz Navidad y nos despidió con un "Que el año que viene sea mejor". Cada uno, personalmente, fue despidiéndose del maestro con un saludo respetuoso, estrechándose las manos. En mi turno, lo hice con mucha satisfacción y regocijo, con seguridad, sintiendo la fuerza del hombre aún con ganas de seguir en este mundo lleno de retos. "¡Hènnard, no me sea tan faltista! A la otra si me hace eso en [Transferencia de] masa, ¡lo repruebo desde el primer parcial!". Asentí con la cabeza, y una pequeña sonrisa, comprendiendo enteramente las palabras de mi interlocutor. Le agradecí, y me salí de la aula junto con mis demás compañeros.


Finalmente puedo decir que ha terminado el semestre para mí.
¡Aleluya!

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