Hoy salí al parque de Les Tourelles a practicar baloncesto. Hace mucho que no lo hacía. Cuando iba caminando sobre una acera por el exterior del parque, divisé a lo lejos la figura de una persona botando su balón de baloncesto y eso todavía me animó a jugar hoy. Seguí caminando, botando y driblando el balón hacia adelante.
Cuando arribé al lugar, descubrí que ahí se encontraban cuatro personas: dos niños y dos niñas. Una de esas dos muchachas yo ya la conozco de vista. Es muy bonita, de cabellos morenos, de tez blanca, una voz bonita, un cuerpo que está creciendo, pues todavía es una niña, ¡y se parece bastante a mi maestra que me dio Chemie en el segundo semestre en La Institución! Por cierto, mi maestra también es muy guapa. ¿Acaso serán hermanas? No lo creo, pero de que se parecen, ¡se parecen! ¡Hermosas!
Yo comencé a hacer mis tiros libres, como últimamente lo hago. Hoy practiqué la forma de cómo tomar el balón y tirar. Hoy fue un gran día para mí de acuerdo a mis tiros, pues muchos de ellos sí entraron a través del aro. ¡Además, hice el "reloj" completo! Claro, me tardé, pero donde más me demoré fue en la zona de tres puntos (fuera del arco). Mucho fue el tiempo que pasé en la mitad de la cancha tirando y tirando, tiro tras tiro, esfuerzo tras esfuerzo, hasta que finalmente, un lanzamiento de beisbolista acertó la meta.
Mis últimos momentos en el "reloj" fueron observados por la muchacha morenita, que se hallaba sentada en la banca negra que queda casi a la mitad de la cancha. Fue ella también quien fue testigo de mi último enceste a la mitad de la cancha. Espero no haberme visto mal, queriéndome "lucir" frente a ellas, pero el deber es el deber, y yo debía terminar el reloj, de cualquier manera, ya fuera tirando de frente, haciendo un sky-hook (el más llamativo) o haciendo un tiro de beisbolista (el que me dio la victoria).
Pero antes de que yo terminara de hacer el reloj, las dos muchachas ya se habían marchado hacia el lado sur del parque, y eso me desanimó un poco, pues ya no vería a esa niña de cabellos morenos muy bonita, sin menospreciar a su amiga güerita, que también tenía sus atributos lindos, pero no [...].
Cuando arribé al lugar, descubrí que ahí se encontraban cuatro personas: dos niños y dos niñas. Una de esas dos muchachas yo ya la conozco de vista. Es muy bonita, de cabellos morenos, de tez blanca, una voz bonita, un cuerpo que está creciendo, pues todavía es una niña, ¡y se parece bastante a mi maestra que me dio Chemie en el segundo semestre en La Institución! Por cierto, mi maestra también es muy guapa. ¿Acaso serán hermanas? No lo creo, pero de que se parecen, ¡se parecen! ¡Hermosas!
Yo comencé a hacer mis tiros libres, como últimamente lo hago. Hoy practiqué la forma de cómo tomar el balón y tirar. Hoy fue un gran día para mí de acuerdo a mis tiros, pues muchos de ellos sí entraron a través del aro. ¡Además, hice el "reloj" completo! Claro, me tardé, pero donde más me demoré fue en la zona de tres puntos (fuera del arco). Mucho fue el tiempo que pasé en la mitad de la cancha tirando y tirando, tiro tras tiro, esfuerzo tras esfuerzo, hasta que finalmente, un lanzamiento de beisbolista acertó la meta.
Mis últimos momentos en el "reloj" fueron observados por la muchacha morenita, que se hallaba sentada en la banca negra que queda casi a la mitad de la cancha. Fue ella también quien fue testigo de mi último enceste a la mitad de la cancha. Espero no haberme visto mal, queriéndome "lucir" frente a ellas, pero el deber es el deber, y yo debía terminar el reloj, de cualquier manera, ya fuera tirando de frente, haciendo un sky-hook (el más llamativo) o haciendo un tiro de beisbolista (el que me dio la victoria).
Pero antes de que yo terminara de hacer el reloj, las dos muchachas ya se habían marchado hacia el lado sur del parque, y eso me desanimó un poco, pues ya no vería a esa niña de cabellos morenos muy bonita, sin menospreciar a su amiga güerita, que también tenía sus atributos lindos, pero no [...].
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