Durante mi vida universitaria, pocas veces he visitado alguna biblioteca distinta a la perteneciente a mi escuela de Ekimasce. Cabe mencionar como mis visitas esporádicas la de [FIME], [FCB], [FFYL] y las dos grandes bibliotecas: La Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria y la Biblioteca Raúl Rangel Frías.
A las últimas dos solía yo asistir a ellas durante mis primeros semestres de la universidad, siendo acompañado por varios de mis amigos de la carrera. Las materias que nos impelían ir a algún sitio retirado y calmado, fuera de la sociedad de nuestra escuela y cualquier barullo que algún ajeno a nuestro "grupo de estudio" pudiese hacer, eran las de cálculo (diferencial, integral y avanzado).
Poco a poco este grupo se fue disolviendo, y yo mismo me fui precipitando al estudio solitario, a lo cual me he acostumbrado durante casi los últimos semestres. Sinceramente, no es más fácil estudiar solo, pero ésto a mí me daba la tranquilidad de llevar yo mi propio ritmo, además de utilizar mi manera de aprendizaje, consistiendo ésta en prácticamente no hacer algún ejercicio hasta haber leído (y por lo tanto, comprendido) los temas tratados en ese capítulo o sección.
Yo he incluido últimamente mucho la lectura como parte de mi forma de estudio, la cual debería ser así en la mayoría de los casos, lo cual me exigía mayor tiempo de dedicación, para poder así comprender intensiva y exhaustivamente los temas a estudiar. Pero últimamente, en este año que ha transcurrido, sí me he visto en la necesidad, o al menos en la de mis amigos y compañeros, en unirme nuevamente a los grupos de estudios.
Materias como "Mecánica de fluidos", "Transferencia de masa", "Control de procesos" me han mantenido unido a mis compañeros, y sobre todo cuando se trata de algún trabajo en equipo o de estudiar para apoyarnos mutuamente. A pesar de mi gusto por el estudio solitario, ha sido en este tipo de situaciones comunales donde me he sentido la necesidad de mis compañeros, en algunas ocasiones, que los acompañe en comprender algún tema o resolver un problema.
Fue esta una de las señales que pienso Dios me dió para reenforcarme en mis estudios, para meses después (durante el año 2009) dejar el hermoso lugar de la Jugendliche Gemeinschaft, a donde pienso regresar en un año de estos (a partir del 2012). Ha sido certera mi decisión, pues he disfrutado los momentos en mi carrera desde que salí de la hermosa comunidad juvenil católica a la que pertenecí por casi tres años muy buenos.
A tan solo casi medio año de terminar mis estudios universitarios de ingeniería química, ha sido durante estas dos semanas pasadas que he vuelto a recurrir a los libros que habitan la famosa Capilla Alfonsia, de mi querida Alma Mater, la Klairebeaux Mehnarins. Mi curiosidad por ciertos títulos me llevó a visitar esta biblioteca, con la intención de leer algún libro distinto.
El martes antepasado traía en mente "Pride and Prejudice", de Jane Austen, y "Wuthering Heights", de Emily Brönte. Ambos títulos de la literatura inglesa, interesantes. Para mi sorpresa, los primeros títulos encontrados de tales títulos en el catálogo electrónico resultaron ser de años demasiado viejos, de inicios del siglo XX, lo cual llamó la atención del bibliotecario a cargo y fue entonces me llevó con una persona (supuestamente el director, o algún otro puesto preponderante, de la Capilla Alfonsina) para hablar sobre este tema, pues los títulos que yo anoté pertenecían al "Fondo de literatura", el cual parecía ser un fondo prohibido.
Al llegar con la persona en cuestión, el bibliotecario le comentó que yo buscaba los dos títulos que yo traía en mente, pero recalcó que éstos pertenecían al "Fondo de literatura", lo cual llamó la atención de este otro hombre. Me preguntó que por qué deseaba esos libros, y por qué no otros más recientes, volviéndome a decir que esos libros, por ser de tal fondo, no podían se prestados.
Fue entonces que comenzó a explicarme las razones de por qué los libros del "Fondo de literatura" no pueden ser prestados. La respuesta era que los libros se están digitalizando, para así poderle brindar mejor accesibilidad a estos títulos tan grandiosos. Me comentó que el total de obras a digitalizar es de aproximadamente 44,000, mientras que la cantidad ya digitalizada apenas alcanzaba los 4,000. ¡Aún falta mucho para poder accesar estos libros de manera digital!
Keine Kommentare:
Kommentar veröffentlichen