Al llegar al teatro Laus Zondelá, detrás de Le Dörfeaux Mehnarins, vimos que mucha gente salía del teatro, al mismo tiempo que otra gente se hallaba en fila para accesar al atrio del teatro. Yo desde antes de que nos bajáramos del automóvil, había divisado en la área del estacionamiento a una chica de playera naranja, la cual imaginé que podría ser Emesari Merani do Bordeaux, caminando con otra niña.
Cuando nos acercamos a la fila central, le comenté a mi hermana "Oye, Adgrielle, ¿aquella muchacha de playera naranja es Merani?", a lo cual me dijo "A ver", y fué a asomarse entre la gente de las filas para reconocer a esta niña. Luego regresó conmigo para decirme "¡No, no era Merani!". Al menos no era, porque yo ni platico con la señorita do Bordeaux, ni creo que ella tenga interés en mí.
A las afueras se hallaban como tres mesas muy grandes que sobre ellas descansaba un pastel de pequeños pastelitos que en conjunto formaban una imagen que decía "Sorteo Tec 60 Aniversario". Casi toda la gente no se resistió a tomar de estos panes. ¡Hasta la niña Adgrielle tomó uno! Pero más tarde ya no se lo quería terminar.
Ya al haber pasado a través de las puertas en la entrada principal del teatro Laus Zondelá, tomamos nuestros folletos de la obra y de las actividades que estarán los próximos días ahí mismo en el teatro. Más tarde, al fondo de un lado del atrio, se encontraba la barra donde anteriormente estaba como una tiendita, pero ahora sólo estaban regalando refrescos y botellas de agua. Tomamos algunas para nosotros. Luego mi familia y yo nos colocamos cerca de una columna gruesa, y comenzamos a esperar a que llegaran nuestros otros familiares o a que las puertas al acceso de la sala se abrieran.
Minutos pasaron y nosotros estábamos aún esperando el llamado para entrar a la sala, y mi hermana y yo nos encontrábamos juntos. Ella, como siempre, me molestaba cada vez que yo veía, ¡y tan sólo veía!, a las muchachas que se encontraban a nuestro alrededor. Yo, como siempre, me sonrojaba algo, me reía, o le decía que no era lo que ella pensaba. ¡Ay, hermanitas!
Luego, divisamos Adgrielle y yo que unas niñas fueron a aquel lado donde se regalaban los refrescos, y para nuestra sorpresa, la muchacha que se parecía a Emesari Merani andaba con ellas, y la razón era yo. ¿Cómo saberlo? Pues me vió a los ojos, y yo me sorprendí que ella se hubiese dado cuenta de que yo había sido quien mandó a mi hermana para averiguar minutos atrás si ella era la muchacha do Bordeaux.
Luego se esfumaron estas niñas y mi hermana y yo nos empezamos a reír, y ella se burlaba de mí. A decir verdad, sentí nervios al verle los ojos a la emulación de Emesari. Por un momento me vinieron a la mente aquellos días en que yo cursaba sexto año de primaria cuando tuve mis primeros acercamientos con Merani do Bordeaux. Yo tenía once o doce años, mientras ella era una pequeña niñita, muy bonita, cuyo peinado aún lucía infantil, y estaba llena de la despreocupación de enamorarse.
Más tarde llegó la hora de entrar a la sala del teatro y tomar nuestros asientos.
[Continuará]
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